Hace unos meses, a mediados de julio, saltó a los medios de comunicación la noticia de que un hombre había sido condenado con pena de prisión por haber instalado un software espía en el teléfono móvil de su pareja. Mediante este programa, pudo acceder al terminal de la mujer y obtener su ubicación exacta, el registro de llamadas, hasta incluso activar la cámara y el micrófono para capturar imágenes y conversaciones. Toda esta información se iba recopilando en una cuenta de correo electrónico que el propio programa facilita al darte de alta.
Existen precedentes penales similares, como el que conocimos semanas antes: el Juzgado de lo Penal 4 de Girona condenó a un hombre a dos años y medio de cárcel y una multa de 6 euros diarios durante 19 meses por descubrimiento y revelación de secretos con el agravante de parentesco. El hombre accedió al teléfono de su esposa y descargó un fichero que contenía fotografías de ella con otro hombre. A pesar de que esta sentencia es anterior a la entrada en vigor del nuevo Código Penal, en aplicación desde el 1 de julio de 2015, la legislación se ha endurecido en materia de delitos informáticos y distingue entre delitos contra la intimidad personal y delitos que afectan a la privacidad.
“El artículo 197 introduce la conducta delictiva de quien, con conocimiento de su origen ilícito y sin haber tomado parte en su descubrimiento, difunde, revela o cede a terceros los datos o hechos descubiertos o las imágenes captadas y tipifica los supuestos en que las imágenes y/o grabaciones de otra persona, obtenidas con su consentimiento, se divulgan contra su voluntad”.
A menudo, recibimos consultas de personas interesadas en averiguar si su teléfono móvil tiene algún programa espía instalado y suelen sospechar de alguna persona de su entorno íntimo, frecuentemente su pareja.
Este tipo de delitos crece sin parar en los últimos años. Y es que una de las cosas más buscadas en internet es “cómo espiar el WhatsApp de mi pareja”, lo que suele dirigirte a páginas web de dudosa confianza e invitarte a que te descargues algún software malicioso del que muy probablemente serás tú la víctima.
Antes de manipular dispositivos ajenos para obtener respuestas, es recomendable acudir a profesionales, como pueden ser en este caso los detectives o los peritos informáticos.
Si usted cree ser víctima de una “intrusión” en sus comunicaciones o desea resolver dudas sobre la conducta de alguna persona de su entorno, consúltenos antes de realizar ninguna actuación que puede traerle consecuencias lamentables.
Delphos Detectives Privados está formado por un equipo de expertos en el campo de la investigación y recogida de información que trabaja respetando la legalidad y velando por los derechos de las personas.
Fuentes: La Vanguardia, El País, Código Penal.